jueves, 2 de septiembre de 2010

La hora del cerdo

En los últimos días, las noticias hablan de un resurgimiento del sector. En Santa Fe se duplicó el consumo de carne de cerdo, en 25 de Mayo inauguran un frigorífico porcino, los precios suben y se pronostica una demanda creciente a nivel mundial. Por otro lado, los pequeños chacareros de Federación Agraria reclaman protección para no ser expulsados de la actividad.


La producción porcícola está atravesando un momento de oportunidades. Pasado el pico de la crisis económica de 2009 y ahuyentados los falsos temores hacia los marranos por la H1N1, la actividad empezó a repuntar. A pesar de que el intercambio comercial a nivel mundial es normalmente bajo, se prevé un sostenido incremento de la demanda liderada especialmente por China que aumentará sus importaciones para satisfacer una creciente necesidad de alimentos.
Sumado a esto, en nuestro país, lejos ya de la convertibilidad que la devastó pero muy cerca de las malas políticas ganaderas y la sequía que nos dejaron con un reducido stock bovino, las buenas perspectivas para el sector porcino crecen. Es que por la escasez de oferta, los precios de los cortes vacunos se fueron por las nubes, traccionando alzas en el cerdo como consecuencia de un mayor consumo de éste . 
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La carne porcina es la más producida y consumida del mundo. Pero en Argentina vamos a contramano. Cuando el promedio anual de consumo por habitante es de 17 kg, nosotros comemos apenas ocho. De estos, solo tres corresponden a carne fresca, y el resto a chacinados y embutidos. Para tener una referencia, en Dinamarca la cifra trepa hasta 75 kilos y en China a 36. Se trata de una cuestión cultural arraigada. Deliciosa, disponible y barata, los argentinos siempre preferimos la carne de vaca, ubicándonos históricamente como los máximos consumidores del planeta. Hoy, frente al dolor de ya no ser, nos encontramos en un momento oportuno para sustituirla por cerdo. Para esto será necesario modificar la percepción errónea del consumidor respecto de sus cualidades. Un trabajo arduo y lento, pero no imposible. Veamos, si no, el importante aumento de la participación de la carne aviar en la dieta nacional en los últimos años. Un buen ejemplo a imitar.
Paralelamente, según Ariel Bonelli, de la Cámara de Criadores de Cerdos de Río Cuarto, “si hoy quisiéramos aumentar el consumo en un kilo de carne fresca per cápita tendríamos que poner 20 mil madres más en producción, y esa es una limitante que tenemos en la Argentina”.  Para autoabastecer una mayor demanda interna y dejar de importar, habría que incrementar sustancialmente la producción y la eficiencia de los establecimientos, ya que a nivel país, los índices productivos son bajos. Eso requerirá de la aplicación de políticas activas para el desarrollo del sector que se sostengan en el tiempo. Será importante que estas tengan en cuenta al chacarero como sujeto central porque, actualmente, el 60 por ciento del consumo nacional es abastecido por pequeños y medianos criadores a campo con algún grado de tecnificación.
Concentración 
En el sector porcino el 80 por ciento de los productores posee apenas el 21 por ciento de las madres. Mientras que un 3,9 cuenta con el 48 por ciento de las cerdas. Sin dudas, un mercado altamente concentrado. Por eso, los chacareros de Federación Agraria se quejan y piden tratamiento diferencial frente a los grandes actores que los están dejando fuera de la cancha. Vale recordar que a lo largo de la gestión kirchnerista han desaparecido 60 mil productores agropecuarios. En los últimos días los criadores de FAA salieron al ruedo, nuevamente, con sus reclamos de apoyo a la chacra mixta y a la porcinocultura por su función social como “generadora de mano de obra y arraigo”. Los federados ven “con preocupación que las políticas públicas se orientan a beneficiar la producción a gran escala, marginando a los pequeños y medianos productores porcinos”. En ese sentido, el asociativismo y cooperativismo se presentan como una buena alternativa para mejorar las condiciones de comercialización de los criadores más chicos.
Ventajas 
Como se dijo, un mayor consumo y exportación de carne porcina requiere incrementar significativamente nuestra producción. Y en Argentina gozamos de amplias ventajas para hacerlo. En primer lugar, contamos con  la  posibilidad de criar cerdos en casi todas las regiones del país. Tenemos, además, granos en cantidad y a buen precio para alimentarlos. Este es un punto a favor fundamental ya que el alimento es responsable de más del 70 por ciento de los costos productivos. Asimismo, disponemos de buena tecnología, genética y status sanitario. Y, por si fuera poco, contamos con buenos precios y un tipo de cambio alto que favorece a nuestra producción.
Desafíos
El viento sopla de cola para el sector porcino. Resta saber si aprovecharemos las oportunidades. Desde el Ejecutivo se demoniza la soja pero, por acción u omisión,  se sigue promoviendo un esquema agrícola y de monocultivo, en detrimento de la producción mixta y la diversificación. Con eso, se asegura una suculenta suma en concepto de derechos de exportación de la oleginosa. Y así, la caja está en orden. Entretanto, en el campo, la concentración se agudiza. Para apuntalar el desarrollo rural e interrumpir el proceso de expulsión de chacareros, un aumento de la producción debiera venir también de manos de los numerosos pequeños porcicultores y no solo de unos pocos empresarios grandes del sector.
El desafío es apostar al agregado de valor, trabajando en la integración virtuosa de cada uno de los eslabones de la cadena porcina. Y de ese modo crecer en producción,  consumo y exportación. En ese camino, será fundamental la presencia del Estado generando políticas agropecuarias que promuevan una producción sustentable y previsible, con planes específicos que se sostengan en el tiempo para un desarrollo armónico del sector. 

Fuentes: Inta, Ciap, FAA


Audio: Méd. Vet. Jorge Brunori - Inta Marcos Juárez


lunes, 14 de junio de 2010

Carne en picada


Cayeron la producción bovina, la faena, el consumo interno y las exportaciones. Incumplimos con la Cuota Hilton. Se paralizan las actividades en frigoríficos. Decí que la hacienda en pie tiene buenos precios...


En la cadena de la carne, los indicadores económicos vienen desplomándose como fichas de dominó.

Esta semana, el frigorífico Mattievich, el más importante de Santa Fe, fue noticia al anunciar la paralización de actividades en su planta de Puerto General San Martín dedicada a la exportación, donde trabajan 182 personas. Antes, presentó un procedimiento preventivo de crisis, asegurándoles a sus empleados el pago de la garantía horaria (140 horas semanales), es decir, el 70 por ciento de los salarios. A pesar de que algunos de sus negocios se ven florecientes, la empresa argumentó dificultades financieras. Es que, según afirman, sus actividades han descendido un 40 % en el caso del comercio exterior y un 20 % en el mercado interno, respecto del año anterior. Si la situación se prolonga, reubicarán al personal en sus otras siete plantas, dijo el gerente de la firma, Jorge Torelli. Una vez más, los trabajadores pagan el ajuste.
La retracción de la oferta de ganado, el flujo intermitente, la suba de precios, las trabas a la exportación y la tardía adjudicación de la Cuota Hilton, llevaron a la suspensión de la faena generando tal desenlace. Y eso que este frigorífico había acordado con el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, vender 13 cortes a precio "sugerido", asegurándose así un cupo exportable. Pero Mattievich no es el único, hay otros casos (ver más).

Hasta hace un año -y tradicionalmente- los argentinos estábamos a la cabeza del ranking de consumidores de carne vacuna. Teníamos con qué: suficiente abastecimiento interno, exportaciones limitadas y en consecuencia, precios accesibles en el mostrador.

Sin embargo, en el primer cuatrimestre de 2010, según el Informe Económico Mensual de la Cámara de Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), el consumo por habitante retrocedió un 20 % con respecto a igual período de 2009, cayendo desde 70,3 -el récord de la década- hasta 56,3 kilogramos.

Las causas y las consecuencias, son varias.

Una cadena de desaciertos

La caída en la producción y la escasez de hacienda para faena han afectado principalmente al mercado interno al reducir la oferta de carne e incrementar su precio. Esto deriva de una serie de hechos entre los cuales debemos citar los desaciertos de las políticas agropecuarias de los últimos años (cierre y traba de exportaciones, control de precios, falta de estímulos para el desarrollo de la ganadería), la sequía de 2008-2009 y los bajos índices de eficiencia productiva y reproductiva de nuestros rodeos. Además, el nuevo peso mínimo de faena, profundiza temporalmente la disminución de la oferta.

En los primeros cuatro meses del año, de acuerdo a las estimaciones de CICCRA, la producción de carne vacuna sufrió un retroceso de 21 %, llegando a 877 mil toneladas de res con hueso, 238.250 menos que en igual lapso del año anterior.

Por su parte, se registró una faena total de 4,085 millones de cabezas y una caída acumulada de 20,6 % interanual, lo que significa que se sacrificó un millón de cabezas menos. Uno de los peores años de los últimos veintiuno. Cabe recordar que en 2009 la faena fue récord debido a la gran liquidación de vientres y venta anticipada de animales, forzadas por la grave sequía sufrida en vastas regiones del país.

En cuanto a los embarques de carne vacuna, acumularon una disminución del 30% interanual, durante el primer cuatrimestre de 2010 (un 32,9% si se mide en res con hueso); cayendo los ingresos por ventas al exterior sólo un 15 % (458,2 millones de dólares fob) , gracias a la recuperación del precio promedio de exportación.

Asimismo, según denunció Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), a 15 días de que se venza el plazo de la Cuota Hilton aún falta embarcar el 30 por ciento de las 28 mil toneladas correspondientes, por lo que se perderán 130 millones de dólares. La entidad atribuye este incumplimiento a “los errores de la Secretaría de Comercio Interior y la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA)", por las modificaciones y demoras en la distribución de la Cuota. Y asegura que “con esto no solo pierden los productores ganaderos por menores ingresos sino los trabajadores de la industria frigorífica, los frigoríficos y las regiones productivas del interior; y también pierde Argentina su reputación como exportador confiable de carne vacuna de alta calidad”. 

Para la industria frigorífica, el descenso en la actividad se debe principalmente a “la (anti) política pecuaria implementada a partir de marzo de 2005, cuando comenzaron a resurgir los ‘acuerdos’ de precios para combatir la incipiente aceleración de la tasa de inflación, que llevó a la reducción del stock de hacienda y del rodeo de madres, y afectó negativamente los índices de eficiencia productiva”. En segundo lugar, cita a la gran sequía que afectó a las zonas productoras entre mediados de 2008 y mediados de 2009, “evento climático adverso se encargó de adelantar en el tiempo los efectos negativos de las decisiones públicas”.


Autocrítica

Cierto es que los controles de precios y las restricciones a la exportación implementados en los últimos años, sumados a la mayor rentabilidad y sencillez que ofrece la agricultura, han desalentado a la ganadería conduciendo a los productores a engordar menos terneros, liquidar stocks y hasta abandonar la actividad.

Pero no todo es responsabilidad ajena a la hora buscar las causas de tan baja producción. Argentina presenta una baja eficiencia productiva y reproductiva en el manejo de sus rodeos. A diferencia de lo ocurrido en las actividades agrícolas, la incorporación de tecnología y la inversión han sido bajas en la ganadería. La falta de perspectiva y de crédito puede haber contribuido a ello. No obstante, será necesario mejorar los índices, aumentar el peso de faena y la tasa de extracción, para optimizar la producción bovina. En ese sentido, Dardo Chiesa, presidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), consideró “esencial que los ganaderos implementen tecnología, como lo hicieron los agricultores porque es la única forma de lograr más y mejor carne, especialmente en zonas complicadas para la producción”. Para el ingeniero Daniel Rearte, especialista del INTA en la materia, “nos tenemos que preguntar si tenemos que recomponer el stock, o, dadas la sanidad y el alimento disponible, hacer más eficiente la producción con el mismo número de cabezas, pero con mejores índices de preñez y destete; con esto, y el aumento del peso de faena -afirma-, se podría producir la carne suficiente para abastecer el mercado interno y la exportación con un stock sustentable en el tiempo”.

Señales

A pesar de tanta información decepcionante, hay datos que indicarían que el ciclo podría empezar a revertirse. Con mejores precios de la hacienda en pie, la liquidación de hembras ha descendido en relación a los registros récords de 2008 y 2009. En el primer cuatrimestre de 2010, el 47,6% de la faena total correspondió a hembras. Aunque en términos históricos continúa siendo muy elevada, ha comenzado a disminuir. Si hay horizonte de buena rentabilidad, los productores retendrán vientres y engordarán más terneros. Y el negocio crecerá. Pero, los pronósticos son dispares. Algunos industriales aseguran que el precio de la hacienda caerá hasta alinearse con los valores internacionales. Otros opinan que los precios en dólares de los novillos se mantendrán muy elevados con baja disponibilidad de animales, competencia del consumo y gran ociosidad. Mientras que Rearte es optimista y "prevé 3 a 4 años de oportunidad y no de crisis ganadera".

Son necesarias, ahora, políticas públicas virtuosas que estimulen el desarrollo del sector y regulen el funcionamiento de la cadena, para que en este juego, en lugar de que sigan desplomándose las fichas o que algún participante haga saltar la banca, alguna vez todos ganen.


Fuentes: Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación; Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria; IPCVA; CICCRA; ONCCA; CRA; fyo.com; Rosario3.com; Clarín; ambito.com; ON24.