sábado, 12 de noviembre de 2011

Hacer sombra es buen negocio

Más de 300 millones de pesos se pierden anualmente como consecuencia del estrés por calor en los rodeos lecheros de las cuencas pampeanas. Se trata de un perjuicio importante que podría evitarse implementando medidas sencillas y de bajo costo, logrando un alto retorno económico y un rápido recupero de la inversión.

El estrés causado por el calor excesivo en las vacas de tambo, arroja cada año pérdidas de producción cuantiosas. Según estima el INTA, la caída en litros de leche representa al menos 300 millones de pesos, sin contar el deterioro en los índices reproductivos y el estado sanitario.
Es que las vacas necesitan mantener una temperatura corporal estable, que se sitúa alrededor de los 38º. Para eso, ponen en funcionamiento distintos mecanismos regulatorios que se ven desbordados cuando la temperatura y la humedad relativa superan ciertos límites y el animal comienza a sufrir estrés. Esta situación, se presenta con frecuencia en el verano, parte de la primavera y el otoño de la región pampeana, y se ve agravada por la falta de infraestructura para proteger al rodeo y la escasa adopción de buenas prácticas de manejo. “La creciente intensificación de los tambos, la pérdida de sombra natural y de forestación de los últimos años, ha vuelto más crítico el problema”, señaló el ingeniero agrónomo Miguel Taverna, coordinador de la Programa INTA Lechero desde donde se ha lanzado el programa “Menos estrés, más plata”, orientado a tomar conciencia sobre el problema y brindar herramientas para mitigarlo. 
El aumento del ritmo respiratorio y de la temperatura corporal; la respiración rápida con la boca abierta y la lengua colgando; la excesiva salivación, la disminución de la rumia y de la actividad; el aumento del consumo de agua y la menor ingesta de materia seca, son algunos de los síntomas que alertan sobre el estado de estrés calórico.
Se debe tener en cuenta que los animales más jóvenes son más sensibles que los adultos a las olas de calor. Por su parte, las vacas en ordeño sufren más que las secas y las vacas de alta producción se estresan a inferior temperatura que las de menor potencial.
El calor pega fuerte
Los efectos negativos de las olas de calor se ven principalmente en el consumo, la producción, la fertilidad y sanidad de los rodeos.
En principio, porque para mantener la temperatura corporal a raya, el animal debe utilizar entre un 20 y un 30% más de energía. Por otra parte, frente al estrés calórico, la vaca reduce el consumo de materia seca entre un 10 y un 20%, también disminuye la rumia, la digestión y la absorción de nutrientes.
En relación a la fertilidad, se han comprobado descensos en las tasas de concepción, mayor riesgo de pérdida de embriones, y menor peso al nacer y viabilidad de los terneros.
Como consecuencia, el impacto en la producción de leche es fuerte, registrándose pérdidas que se ubican entre el 10 y el 40% en los casos más extremos; además de una menor concentración de proteínas y materia grasa en la leche.
De acuerdo a mediciones del INTA, durante el verano, en la región pampeana se pierden de tres a cuatro millones de pesos por día, como consecuencia del estrés por calor. Una cifra que amerita ponerse en acción rápidamente para solucionar el problema.

Hay que pasar el verano
La escasa infraestructura y un manejo inadecuado, conspiran contra el bienestar de los animales en épocas estivales. Sin embargo, existen algunas soluciones, de bajo costo y fácil implementación, que permitirían evitar el estrés calórico en los tambos.
“Es necesario aumentar los espacios con sombras artificiales. Si bien hay algo en los corrales de espera, resulta insuficiente. Hay que pensar en colocar sombras en los corrales de alimentación y lugares de descanso”, indicó Taverna.
Además, recomendó “limitar la radiación directa en las horas pico, al mediodía y primeras horas de la tarde”. Para esto, se puede recurrir a la sombra natural o artificial. En este último caso, los reparos se fabrican con mallas plásticas, bolsas de silos o granos recicladas, paja, cañas o chapas.
Otra opción es el enfriamiento de los animales a través de sistemas de ventilación y aspersión, que permiten bajar la temperatura corporal de un modo eficaz. La instalación no reviste mayor complejidad: “Se utilizan caños de PVC, picos para riego de jardín y ventiladores grandes comunes”, explicó el especialista. Lo aconsejable, es rociar al animal con gotas grandes de 3 a 5 mm, mediante aspersores de baja presión para que el agua penetre en el pelaje y moje bien la piel; y luego secarlo con ventilación forzada durante un período prolongado. De acuerdo a las mediciones de INTA, aplicando este sistema en corrales de espera, se logró aumentar el rendimiento entre 80 y 90$ por vaca, recuperando la inversión en menos de un año.
Y utilizando media sombra, ventilación y aspersión en corrales de alimentación, se obtuvieron incrementos en la producción de entre un 15 a un 20%. 
“Aún en las alternativas más caras, la inversión -en litros de leche- se recupera en menos de un año”, aseguró Taverna.

La zona caliente
Según determinó el INTA, desde marzo a octubre, en las cuencas lecheras se producen, en promedio, once olas de calor de cinco días de duración cada uno. Con datos relevados a lo largo de una década, el Instituto elaboró un mapa de los riesgos de exposición a estrés calórico en cada zona productiva del país. 
Además, construyó una tabla para determinar el riesgo de estrés teniendo en cuenta los valores de temperatura y humedad relativa de cada localidad.
Así, conociendo los datos meteorológicos de su zona, cada productor puede tomar medidas preventivas contra el impacto que las altas temperaturas producen sobre los rodeos lecheros, y evitar las enormes pérdidas que se registran cada verano.


La dieta fría
En los sistemas de base pastoril la suceptibilidad a condiciones climáticas adversas es alta. Cuando el animal se encuentra sometido a temperaturas elevadas, inmediatamente reduce el consumo voluntario de pasto ya que el alimento constituye una fuente adicional de calor.  Además, los forrajes, especialmente los de menor calidad, a diferencia de los concentrados, producen mayor calor metabólico. Por eso, una de las medidas de manejo para reducir el riesgo de estrés calórico es la utilización de las llamadas “dietas frías” constituidas por forrajes de alta calidad en combinación con concentrados que balancean la dieta en el verano. Estas dietas son bajas en fibras, presentan alta digestibilidad y rápida digestión, contribuyendo a disminuir el calor generado en la fermentación y el metabolismo.
Por su parte, el consumo de agua, es fundamental en situaciones de estrés calórico. Teniendo en cuenta que en verano, una vaca lechera puede ingerir alrededor de 120 litros por día y que el 85% de la leche es agua, resulta fácil comprender que el suministro en cantidad y calidad suficiente, es imprescindible. La restricción en su disponibilidad puede causar caídas en la producción de más del 25% y provocar problemas de salud . 
Además, desde el INTA se recomienda ajustar el suministro de sodio y potasio durante el período estival ya que su necesidad aumenta como consecuencia de un desbalance electrolítico.

Un rincón sombreado
Desde el Programa “Menos estrés, más plata”, elaboraron una serie de consejos para construir sombras fácilmente y a bajo costo. 
Si bien la malla de media sombra de 80% de densidad es el material de protección más difundido, una opción buena y barata, recomendada por el INTA es reciclar bolsas de silos o granos, utilizándolas en los techos de las estructuras en forma de flecos o esterilla.  Los quinchos de paja o reparos con techos de chapa, son otras de las posibilidades usadas por los productores . Y dentro de los recursos más artesanales, para espacios pequeños, algunos tamberos eligen los techos de caña. 
Tal como indica INTA, debajo de la estructura -orientada de norte a sur- cada animal debe tener un espacio de al menos 3,3 m2. Además, se debe prestar especial atención a las pendientes: del suelo para que haya un correcto drenaje y del techo para optimizar el aprovechamiento de la sombra a medida que se produce su corrimiento. 
En el caso de los techos de chapa, se recomienda pintarlas de blanco en el exterior para reflejar la radiación solar, y de negro en la parte interna, para que absorban el calor emitido por el suelo y los animales.

Un buen manejo durante el verano debería incluir el encierre en un potrero con sombra entre ordeños, a fin de reducir el calor recibido y las caminatas; y la suplementación con grano para balancear la dieta. Estas prácticas han permitido notables incrementos de la producción en la cuenca lechera central argentina.

Los invernales se muestran

En la recta final hacia la cosecha de los cultivos de invierno, los semilleros comienzan a mostrar sus materiales en pie. Esta semana Sursem abrió las tranqueras de su Campo Experimental de Pergamino para que productores y técnicos conozcan sus novedades en trigo y colza. Y como invitado especial, estuvo el prestigioso breeder francés, Philippe Lonnet.
Los semilleros siguen apostando al trigo, buscando ofrecer materiales cada vez más rendidores y de mayor calidad más allá de los problemas de comercialización actuales. Tal es el caso de Sursem que el lunes presentó a campo Nogal 100 un largo-intermedio, hijo dilecto de una destacada familia de trigos de genética francesa, conocida desde hace varios años en Argentina por su excelente rendimiento y sanidad, a través de su antecesor Nogal. A diferencia de este último, Nogal 100 presenta menor requerimiento de frío lo que le otorga una ventana de siembra más amplia y permite utilizarlo en zonas ubicadas más hacia el norte;  además, su potencial de rinde es mayor. El semillero también lanzó SRM 2338 de ciclo largo y SRM 2341 intermedio-largo, ambos de calidad panadera 2, muy buena sanidad y elevado potencial de rendimiento. Y en 2013, presentará Nogal 110.
Con sangre francesa
Los trigos Nogal fueron obtenidos por Florimond Desprez, una compañía francesa fundada en 1830, pionera en investigación para el mejoramiento vegetal de especies agrícolas como trigo, cebada, triticale, alfalfa, colza y remolacha.
Florimond Desprez cuenta con tres centros de selección en Francia y filiales en varios puntos del mundo. “Donde no tenemos filiales, como en Argentina, licenciamos las variedades para su comercialización y desarrollo a semilleros locales, como en el caso de Nogal a Sursem”, explicó Philippe Lonnet, director de Investigación de la compañía.
Con una facturación de 200 millones de euros, los trigos de la empresa francesa se siembran en el 6% de la superficie de Europa, concentrándose fundamentalmente en la Cuenca Mediterránea.
De acuerdo al breeder, sus objetivos generales de selección son productividad, calidad panadera y resistencia a enfermedades. “También se persiguen objetivos específicos como la obtención de variedades con menores exigencias de frío -como los requeridos para Argentina- y con tolerancia a sequía entre otros”, detalló Lonnet.
Respecto de las tendencias en mejoramiento genético de trigo, el investigador señaló que a nivel mundial algunos criaderos están apuntando a lograr materiales híbridos. Asimismo, “se está trabajando en la obtención de trigos transgénicos con traits para una más eficiente utilización del nitrógeno y del fósforo, y resistencia a sequía, por ejemplo; sin embargo esto recién estaría disponible a mediano plazo”, indicó. 
En Argentina, Florimond Desprez realiza ensayos en siete localidades desde el año 2000 a través de la empresa Agrar del Sur, testeando material genético preseleccionado en el sur Italia, Francia y España; y a partir de ahora la compañía francesa comenzará a realizar la selección directamente en Argentina.

La colza viene marchando
Continuando con su expansión, el área sembrada de colza llegó a 55.000 hectáreas. El cultivo se desarrolla en el mismo período que el trigo pero tiene la ventaja de liberar unos veinte días antes el lote para la soja. Según el Ing. Agr. Horacio Bienzobas, coordinador de Desarrollo de Sursem, “en colza, planificar anticipadamente la siembra y lograr una implantación pareja, es fundamental”. Por eso, en caso de sembrar en directa, se debe optar por lotes con poco rastrojo y bien desparramado.
De acuerdo al ingeniero, la densidad óptima varía desde 45 a 50 pl/m² para las variedades invernales, hasta 70 a 80  pl/m² en las primaverales; siendo clave fertilizar ya que la colza tiene muy alta respuesta y un rápido retorno. 
Finalmente, si se hace cosecha directa, la humedad debe ser de 15% para obtener las menores pérdidas. Y en caso de tener un cultivo muy desparejo, conviene recurrir al hilerado. 
En la Jornada, Sursem lanzó SRM 2586, una colza invernal precoz de excelente potencial de rendimiento y alta tolerancia a Phoma.

Alimentación para una ganadería de precisión

La intensificación en los sistemas pecuarios avanza, alentada hoy, especialmente, por los buenos precios de la carne y de la leche. Y si se pretende mejorar el resultado de la empresa, afinar el manejo de la alimentación es decisivo. Con ese objetivo, en el V Congreso de Nutrición y Forrajes Conservados realizado en Rosario se presentaron las últimas tecnologías para apuntar a una ganadería de precisión.
Aunque la henificación es el sistema de conservación de forraje más difundido en Argentina, su producción suele ser ineficiente y en muchos casos de baja calidad. 
Para mejorar la situación “hay que pensar en la producción por hectárea y no por animal, y lograr estabilidad en la producción”, indicó el ingeniero Pablo Cattani, docente de la Universidad Católica de Córdoba quien detalló los pasos a seguir para lograr un heno de calidad. 
De acuerdo al técnico, antes de sembrar las pasturas se deben elegir bien los lotes, diagnosticar su fertilidad y aptitud para determinar el potencial productivo, y establecer un plan de fertilización.  “Es muy importante clausurar los lotes destinados a conservación de forrajes a fin de obtener un heno de mejor nivel nutritivo y a menor costo”, subrayó. 
En cuanto a densidad de siembra, Cattani sugirió no menos de 18 kg/ha de alfalfa o 250-280 plantas por m2. Además, recomendó concentrar la producción de heno en épocas que favorezcan su secado: “Con bajas temperaturas, el secado disminuye, haciéndose casi nulo por debajo de los 15ºC”, precisó. 
Finalmente, una vez confeccionado “es fundamental categorizar el heno de acuerdo a su calidad para identificar qué rollo o fardo se le suministrará a cada categoría animal según sus requerimientos”, remarcó el docente. 
Una alfalfa bien conservada
Según datos de INTA, en Argentina la superficie destinada a alfalfa se redujo a 2,5 milllones de hectáreas; a pesar de que el potencial de las variedades trepó de 8.000 kg de MS/ha/año a 15.000. Entretanto, el aprovechamiento de los alfalfares a campo, es bajo, apenas el 60% del total producido.
Para Ingeniera Agrónoma Miriam Gallardo, de INTA Castelar, las pasturas de alfalfa “son muy buenas para la salud del ganado”, sin embargo, utilizadas sólo para pastoreo directo son mal aprovechadas y pueden generar problemas metabólicos: “La selectividad del ganado genera desbalances de energía y proteína, y desórdenes como empaste, acidosis o hipomagnesemia”, detalló la investigadora. Además, a raíz de la estacionalidad, la alfalfa presenta disponibilidad limitada en otoño-invierno y baja calidad en verano.
Para conservar la calidad del forraje y suministrarlo a lo largo del año se puede recurrir a la henificación, silaje o henolaje. Así, se incrementa su eficiencia de conversión en producto y la rentabilidad del sistema.
“El heno de alfalfa es clave como fuente de fibra para equilibrar dietas en base a pasto fresco; y si el forraje se cosecha con mucha hoja, también es una fuente importante de proteínas”, afirmó Gallardo. 
Por otra parte, el ensilaje de la leguminosa brinda fibra y proteína pero escasa energía, siendo una buena alternativa para suplementar silo de maíz o sorgo, o para sustituir a la pastura cuando las condiciones climáticas no permiten el pastoreo normal.
Julio Godoy, asesor de empresas lecheras, decidió reemplazar pastoreo mecánico por ensilaje de alfalfa en tambos de gran escala por cuestiones fundamentalmente operativas. “En silo de alfalfa hay que trabajar duro durante tres meses hasta terminar la confección, en pastoreo mecánico se trabaja duro todo el año”, señaló. Otra ventaja, es que logró estabilizar la producción de leche, evitando las oscilaciones a lo largo del año. En contra, juegan un mayor costo de confección, y la necesidad de un tapado inmediato y pisado agresivo para evitar la generación de ácido butírico.
Las opciones para una alimentación eficiente son varias y habrá que analizar cuál es la tecnología más conveniente para cada establecimiento. Como dijo Godoy: “El sistema correcto es aquel que cada productor pueda manejar bien y eficientemente”.
El tamaño es importante
La principal fuente de energía en los cereales es el almidón, y su correcta digestión es de suma importancia para que los animales lo transformen en leche o carne.
“El tamaño de grano, su dureza y contenido de humedad son factores que afectan la digestibilidad del almidón”, explicó Fred Owens, investigador de Pioneer en Estados Unidos . En el grano seco, el principal problema es su dureza y “la manera más sencilla de solucionarlo, es moliéndolo en partículas finas antes de suministrarlo”, señaló el especialista.  Y advirtió que los animales más viejos, por su menor capacidad de masticación, no deben recibir grano entero.
Por otra parte, los maíces vitrosos son más duros y difíciles de digerir que los arenosos. “Cuando se brinda maíz flint entero, la mayor parte del producto pasa por el tracto digestivo sin que se digiera; entonces es fundamental el procesamiento de los granos”, explicó Owens. Esta acción es clave en Argentina donde predomina el suministro de flint. 
En el caso del ensilaje, donde hay una fermentación previa a la ingesta, las proteínas que protegen el almidón se degradan y lo vuelven más disponible. Pero en los ensilados maduros que contienen granos más duros, esto se dificulta; por eso es importante moler el grano al momento de la cosecha.
Para evaluar cuánto almidón se digiere, Owens recomendó medir su presencia en heces: “Un alto contenido indicará que no estamos haciendo un buen trabajo ya que hay una escasa digestión”, concluyó.